Sant Julià de Cerdanyola es un pueblo situado en un amplio valle encima de Guardiola, del que le separa un impresionante salto. Después de salvar el desnivel, con las amplias vistas que se van abriendo de las sierras del Berguedà, lo primero que llama la atención a medida que uno se acerca al pueblo son las interminables hileras de paredes y detrás, espesos bosques. Estos dos elementos, campos abandonados y bosques, además de las extensas panorámicas, serán constantes de la ruta que se propone aquí, que más o menos sigue el perímetro del municipio.
Descripción
La ruta empieza en el puente a la entrada del pueblo, al lado de lo que fue en un tiempo el antiguo molino. Pero antes de ponerse en marcha, vale la pena llenar las cantimploras en la Font del Castell, unos 100 metros por la carretera a Falgars, en un rincón donde hay mesas y sillas de piedra en forma de setas. ¡El agua es buenísima!
Después de subir por una áspera cresta, el camino baja para buscar el lecho del torrente. Veréis que el lecho estaba cultivado, con las típicas paredes y, al pie de la pared a la derecha, hay un pequeño arco para que bajara el agua pluvial sin estropear los cultivos. De hecho, todo el torrente estaba canalizado para poder aprovechar la buena tierra del lecho.
Ya al otro lado, el camino empieza a subir la cuesta y la vista se va abriendo. Pasamos por antiguos campos y algunas barracas integradas en las paredes. Estos campos fueron viñedos, gracias a un decreto de mediados del siglo XIX que eximía de impuestos a las tierras yermas si se dedicaban a la vid. La filoxera al final del mismo siglo supuso el fin de esa actividad y los campos se reconvirtieron a otros cultivos, para acabar abandonándose.
Una vez arriba, la ruta sigue la cresta hacia el Coll de Jou. El camino pasa por zonas de bosque pero de vez en cuando ofrece bonitas perspectivas de Puigllançada y Tossa d'Alp hacia el norte y el pueblo y su amplio valle hacia el sur. En el Coll de Jou, cruza la pista y sube la cresta para buscar un camino muy agradable que pasa por un bosque de hayas hasta la Artigassa. Una “artiga” era una zona que se cultivaba de forma periódica, cinco años sí y diez años no, y aquí de nuevo vemos las paredes de los campos.
De aquí, el camino baja al Coll de Subirana, cruza la carretera y sube de nuevo por el bosque hasta el Planàs de Baix, una zona llana donde volvemos a ver restos de antiguos campos y hoy convertida en bosque
La ruta bordea el llano y desemboca en un cruce de pistas frente a otra zona de cultivo abandonada hace mucho tiempo, el Camp de l'Ermità. A partir de aquí, emprende una decidida subida por el bosque. Vuelve a salir a una pista en el Collet Llobató. Desde allí se ve el pueblo de Sant Julià abajo, lejos, y detrás, Pedraforca y el Cadí. Es un buen sitio para hacer un alto y absorber el panorama. A mano izquierda llega un camino marcado como PR que lleva hasta la Pobla de Lillet por las crestas de la sierra del Catllaràs.
La ruta deja la pista para buscar la Font del Llop, justo debajo de la Collada de Sant Miquel y el imponente Roc de la Clusa. La fuente puede secarse en épocas de sequía pero está arreglada. Para descansar, podéis subir a la Collada de Sant Miquel. No es que haya grandes vistas pero es una zona agradable y apacible para reponer fuerzas.
El camino emprende la bajada bajo las paredes del Roc de la Clusa. Al llegar a una zona más llana, iréis hacia la izquierda para buscar la cresta amplia que hace de divisoria entre los valles de Malanyeu y Sant Julià de Cerdanyola. Los claros en el bosque nos permiten ver hacia el sur y el norte e intuir, muy abajo, el fondo de los valles. El camino se convierte en una pista de desembosque que llega a un collado y tuerce a la derecha. Nuestro camino sigue recto, ahora cada vez más estrecho y expuesto. Hay que poner mucha atención a las marcas ya que la ruta va buscando el mejor paso, alternando entre el lado sur y norte de la carena o pasando por la cresta misma. Vale la pena pararse en los puntos más seguros y disfrutar de las vistas; son realmente impresionantes.
Finalmente, la ruta enlaza con el camino que viene desde Malanyeu (llamado el Mal Pas) y baja hacia la derecha con fuerte pendiente. En algunos puntos, veréis pequeñas zonas aplanadas y semicirculares, con tierra más bien negra y fragmentos de carbón vegetal. Son antiguas plazas carboneras que aprovechaban los bosques para hacer carbón. Más abajo, se ven paredes de antiguos campos, abandonados ya hace mucho tiempo.
La ruta entronca con la pista que baja de la Collada de les Bassotes. Un poco más abajo, la ruta gira por una pista a la izquierda. Tanto esta pista como la pista que sigue en frente marcan el trazado de un antiguo ferrocarril de tracción animal construido en los años 20 para bajar troncos. El ferrocarril arranca debajo de la casa Cap d'en Pla (aún se ven las cuadras para los animales) y va bajando en suave pendiente hasta un teleférico encima del Collet, cerca del túnel de Guardiola. A partir de allí, la madera se llevaba a las minas de Figols. Actualmente, casi todo su recorrido es una pista forestal. Volvemos a ver las paredes de antiguos campos, ahora totalmente colonizados por el bosque. La pista termina y continúa un camino que pasa al lado de la Font de la Baga, que es más bien una surgencia de agua.
El camino cruza el fondo del valle y remonta la cuesta al otro lado. Casi arriba, vemos una roca con una curiosa forma. Se llama el Confessionari. Ya arriba, oímos el sonido del agua y el camino de bajada desciende al lado de un canal que transporta el agua de una fuente hacia el pueblo, donde es distribuida por una compleja red de canales de riego a todos los huertos alrededor del pueblo. Mientras bajamos, ya con el pueblo a la vista, veremos una parte de esta red. Llegamos a la cruz que marca la entrada del pueblo y bajamos hacia el punto de partida.
Observaciones
Esta ruta es bastante larga y exigente, acumulando un desnivel total de poco más de 1.000 metros. Si os cansáis, hay varios puntos donde se puede cortar la ruta y volver al pueblo: 1) En el Coll de Jou, bajando por la pista o, un poco más arriba en la cresta, el antiguo camino (marcado con pintura azul); 2) En el Coll de Subirana, bajando por la carretera; 3) En el Planàs de Baix, bajando hacia la derecha por la pista hasta llegar a la carretera de Falgars; 4) Y en el Camp de l'Ermità, bajando hacia la derecha por una pista zigzagueante, de nuevo hasta llegar a la carretera de Falgars.
El tramo más aéreo de la cresta divisoria hasta el camino del Mal Pas no es apto para personas que sufren de vértigo. Una alternativa es utilizar la pista que nos llega al encuentro en la parte más amplia de la cresta y baja hacia la derecha en un collado. La seguimos hacia abajo, siempre hacia la derecha (Este) y llegamos a una pista principal, justo antes de la Collada de les Bassotes. Aquí giramos hacia la izquierda, de nuevo hacia abajo, y seguimos bajando hasta ver nuevamente las señales del camino que bajan desde el Mal Pas.
Número de ruta: 8
Población: Sant Julià de Cerdanyola
Tipo: Difícil
Punto de inicio: Sant Julià de Cerdanyola. Davant la parada del autobús
Punto de final: Sant Julià de Cerdanyola. Davant la parada del autobús
Distancia: 17 Km.
Tiempo aproximado: 6 h.
Altitud maxima: 1696 m.
Desnivel acumulado: 1125 m.
Señalización: Marques grogues i blanques en tota la ruta
Cartografia: 46-Parc Natural del Cadí-Moixeró E. 1:25.000. Institut Cartogràfic i Geològic de Catalunya Catllaràs - Picancel 1:25.000. Ed. Alpina
Ruta recomendada por: Carnisseria Cal Ton / Bar La Marieta / Cal Arderiu
Bibliografia: Inventari de Patrimoni: patrimonicultural.diba.cat A peu per camins berguedans de Rafael López-Monné. Arola editors
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